Mirando atrás, recuerdo algunas clases que siendo alumna, me emocionaron, y consiguieron implicarme y motivarme, por ser dinámicas innovadoras… pero si tengo que elegir una clase memorable, elegiría una impartida por mi, para alumnos de 4º de educación secundaria, pues consiguió motivar y emocionar a un grupo de alumnos que no solían ser participativos.
La clase, o mejor las clases, fueron parte del desarrollo de una Paleta de Inteligencias Múltiples, titulada: ““EL AMOR y LA POESÍA””. Y desde el principio, fue inolvidable:
Utilizaron las nuevas tcnologías, trabajaron tanto de forma individual, como cooperativa, desarrollaron la creatividad, mostraron sus sentimientos y emociones, y al final se evaluaron y evaluaron a sus compañeros.
Desde el principio, los alumnos se implicaron, comprendían lo que tenían que hacer y se ponían manos a la obra, sin replicar ni cuestionar nada.
– Se partió del visionado de un vídeo con diferentes imágenes relativas al amor, y una música a propósito, mientras se escuchaba un poema sobre el AMOR.
– Una vez visto, tuvo lugar una lluvia de ideas sobre lo que les había sugerido el vídeo. Se recogieron por escrito aquellas sugerencias que más se habían repetido o que fueron más significativas para ellos.
– Una vez terminada la lluvia de ideas, quedó claro que la emoción que vamos a trabajar es el AMOR, y se propuso a los alumnos que practicaran la rutina de pensamiento: COLOR, SÍMBOLO, IMAGEN, para que después pusieran en común los resultados y pasaran a la realización de la paleta.

Esta podría ser la metáfora que resume esta clase memorable, aunque más bien es un resumen de lo que se trabajó y cómo se hizo.
Fue innovadora porque se utilizaron diferentes recursos, se trabajó la cultura de pensamiento, el trabajo cooperativo, la metacognición, y la autoevaluación y coevaluación, a través de diferentes actividades para desarrollar cada una de las inteligencias. Los alumnos fueron realmente protagonistas de su aprendizaje.